Unas 3000 peceras, con crías de un tipo de pez que comparte con el hombre más del 80% de su genoma, permitirán al CSIC y a otras instituciones o empresas probar fármacos y extrapolar al ser humano los resultados de la investigación. Como los embriones son transparentes, podrán seguir además la evolución de sus órganos internos observando en primera línea el efecto de los fármacos sobre ellos.
En el siguiente vídeo aparecen los dos líderes del proyecto, José Luis Gómez Skarmeta y Fernando Casares, señalando la importancia de esta instalación de peces, hasta ahora la más grande del mundo, cómo crean líneas transgénicas estables con ellos, las posibles aplicaciones en fármaco-genómica y qué enfermedades son objeto de su investigación.