
No indicarle cómo experimentar, del mismo modo que no le explicamos cómo jugar. Dejarle hacer, sin más, ya llegará el momento de enseñarle cómo se utiliza ese embudo o aquel colador. Concederle este tiempo de experimentación libre antes de lanzarse a dar instrucciones y “dirigir” es difícil, el pasado pesa y el modo en que aprendimos también. Pero intentarlo vale la pena, basta con estar cerca.
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