Ciencias de la Vida

Biólogos evolucionistas encuentran nuevas pistas sobre la longevidad

Combinando medioambiente y selección artifical

Investigadores de la Universidad de Leiden, en Holanda, han creado mariposas genéticamente longevas. Los resultados del estudio, realizado con una especie del África tropical, aportan nuevas pistas sobre por qué algunos animales viven más que otros y cómo influye en ello la evolución.

El biólogo evolucionista Jeroen Pijpe y su equipo han conseguido crear por selección artificial mariposas longevas de la especie Bicyclus anynana. “Se trata de una amplificación de lo que esta especie hace de forma natural, pero en los laboratorios”, dicen en su artículo publicado en la revista American Naturalist.

Esta mariposa africana existe en dos formas o fenotipos, que se ajustan a la estación del año. Es un fenómeno conocido como plasticidad fenotípica, que en esta especie ha evolucionado como respuesta a la sucesión alterna de las estaciones húmeda y seca.

Por un lado, las mariposas de la estación cálida y húmeda, cuando hay abundante comida, se aparean antes y viven menos tiempo. Por otro lado, las de la estación fría y seca, cuando el alimento escasea, retrasan su época de apareamiento hasta que llegan de nuevo las lluvias, son más resistentes al hambre y su vida es más larga.

Ambos fenotipos se diferencian por intervenciones del medioambiente y no por cuestiones genéticas. Utilizando un método de selección artificial, basado en la resistencia al hambre bajo condiciones propias de la estación húmeda, Pijpe y su equipo dicen haber creado mariposas genéticamente más longevas, muy parecidas a las de la estación seca en el entorno natural.

«Esto significa que, además de los factores ambientales, los genes también son importantes en el control de la longevidad», aclaran los científicos. «En otras palabras, hemos dado con genes que son necesarios para vivir durante más tiempo, y el resultado es muy similar a cómo las estaciones hacen que las mariposas sean más longevas en la estación seca».

La mayoría de los genes implicados en el proceso de envejecimiento se han conservado a lo largo de la evolución, y también tienen sus homólogos en los humanos. Aún no se conocen los genes que están implicados aunque, según Pijpe, «el sistema de señalización de insulina será el candidato más interesante en esa investigación».

Con unas pocas manipulaciones, entonces los humanos podrían vivir más de 600 años. ¿Es esto posible? «No, no lo es, nuestro organismo es demasiado complicado». Así de contundente es la respuesta del biólogo, destruyendo al instante toda esperanza de pseudo-inmortalidad. “Además, es más importante llegar a viejo permaneciendo sano, que vivir hasta edades muy avanzadas con las desventajas del envejecimiento».

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