
¿Cuál es la responsabilidad moral de la ciencia? Una pregunta siempre abierta que despierta una y otra vez ante la guerra, que despierta mil y un debates. Como también se despertó en «Copenhague», la obra teatral del dramaturgo y novelista inglés Michael Frayn. En ella se intenta reconstruir lo que tal vez acaeció en un enigmático encuentro entre el físico danés Niels Bohr y su antiguo amigo y alumno, el alemán Werner Heisenberg.
Sucedió en septiembre de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, las tropas nazis habían invadido «pacíficamente» Dinamarca. Entre los vencidos está Bohr, director en la capital del Instituto de Física Teórica que lleva su nombre y, también, ciudadano de ascendencia judía. En el lado de los vencedores, Heisenberg, el líder del proyecto que Alemania desarrollaba para obtener energía nuclear a partir de la fisión del uranio. Estos dos premios Nobel de Física, protagonistas en la historia de la teoría cuántica, estuvieron implicados en las investigaciones que más tarde hicieron posible la bomba atómica.
Amigos y compañeros, ahora en bandos opuestos, se ven de nuevo en Copenhague; un encuentro en tiempos de guerra, analizado minuto a minuto por los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses. Pero aquella visita terminó en desencuentro, marcó el fin de una amistad y nadie, excepto los dos implicados, sabe qué se dijo aquella tarde. Al término de la guerra los testimonios de ambos eran vagos, ambiguos y contradictorios. Un misterio no resuelto que sabe a incertidumbre, tanto como el mismo principio de Heisenberg.
¿Qué quería Heisenberg de Bohr? ¿Por qué fue a Copenhague? Quizás era un simple emisario de Hitler con la misión de obtener información sobre el programa atómico de los aliados. Quería, acaso, proponerle a Bohr un compromiso mutuo para retrasar la construcción de bombas atómicas en ambos bandos. O puede que tan solo necesitase consejo sobre el derecho moral de un físico en la aplicación de la energía atómica. Son hipótesis, entre muchas otras, que aún barajan los historiadores.
Fuentes: artículo de Jorge Volpi, proyecto Copenhague, symposium «Creating Copenhagen», BBC Film&Drama