
En 1810 en los peligrosos acantilados del sur de Inglaterra, una niña de 11 años y su hermano encuentran la cabeza fosilizada de algo parecido a un gran “cocodrilo” de enormes ojos. Historia y ficción se mezclan en “Las huellas de la vida” (2009), de Tracy Chevalier, para contarnos la historia de Mary Anning, una mujer cuyos descubrimientos de antiguos reptiles marinos, como aquel ictiosaurio de 5 metros de largo, impactaron a la comunidad científica y fueron la base de nuevas ideas sobre la creación del mundo. ¿Extinciones de animales? Impensable.
Mary Anning cazaba fósiles desde niña, arriesgando su vida en los acantilados, y luego los vendía para sobrevivir pero no era una simple recolectora. Además, los analizaba y estudiaba para clasificarlos y tratar de identificar de qué ser vivo se trataba. Era autodidacta y se convirtió en científica sin saberlo y sin ser reconocida por ello, pues era mujer y pobre. Marginada por su propia comunidad compartía su pasión por los fósiles con Elizabeth Philpot, una mujer de clase media, coleccionista y experta en peces fósiles, que en la novela es su amiga.
Se nos muestra a una científica que se hizo a sí misma sin apenas recursos y viviendo en la pobreza. Es de interés, además, ver que en una época anterior a las teorías de Charles Darwing y Alfred Russel Wallace sobre la evolución, ya había mentes que dudaban del creacionismo defendido por la Iglesia. Entre ellas, Mary Anning pensaba que las criaturas del pasado de algún modo estaban relacionadas con las del presente. Quizás la obra de Darwing no le habría sorprendido. Mary falleció 12 años antes de que Charles publicara “El origen de las especies” (1859).
Desfilan por estas páginas estudiosos caballeros de aquella época, como el reverendo Willian Buckland, profesor de geología en Oxford y asiduo visitante del taller de Mary, el también reverendo Conybeare, que describió por primera vez cómo era uno de los grandes descubrimientos de Mary, un plesiosaurio de 3 metros de largo. Y se menta a George Cuvier, gran zoólogo que puso en duda la autenticidad del plesiosaurio de Mary. Tras un debate celebrado en la Sociedad Geológica de Londres, el gran Cuvier admitió que aquello no era una falsificación.
Resulta interesante cómo se recrea en esta historia el ambiente y cómo refleja las desigualdades sociales de una época a través de sus protagonistas; dos mujeres que vivieron en el seno de una sociedad de miras estrechas. Y la autora utiliza cuidados diálogos para hacer divulgación sobre las creencias y saberes de entonces.
Tracy Chevalier (Washington, 1962) es autora de novela histórica, conocida por el éxito de «La joven de la perla» (1999) que unos años más tarde se adaptó al cine. Ha escrito diez novelas, la más reciente es «Las mujeres de Winchester» (2019). Decidió escribir «Las huellas de la vida» (Remarkable creatures, título original) después de visitar un pequeño museo de dinosaurios en Dorchester, y conocer allí la fascinante historia de la cazadora de fósiles y paleontóloga Mary Anning.