Lo llaman Ibuki, significa respirar en Japonés, y es el primer satélite destinado a observar cómo nuestro planeta inhala y exhala dos gases de efecto invernadero, dióxido de carbono y metano. El viernes 23 de enero la agencia japonesa JAXA lanzó este nuevo vigilante que, ya en órbita y antes de inciar su misión, sufrirá toda clase de pruebas durante los próximos tres meses. Mientras, otro compañero de vuelos se prepara. Se trata un observatorio orbital de carbono, denominado OCO, que la NASA pretende poner en el espacio durante el mes de febrero.
Ibuki es el seudónimo de GOSAT (Greenhouse Gases Observing Satellite) y desde 666 km de altura sobre la superficie terrestre posará su mirada cada tres días sobre un mismo punto, durante cinco años. Su principal sensor, con ojos que ven en infrarrojos, detectará concentraciones de dióxido de carbono (CO2) y también de metano (CH4). Pero nubes y aerosoles suelen distorsionar estos datos así que, como ayudante de cámara, un segundo dispositivo se encargará de corregirlos. La información obtenida en promedios mensuales, para unos 56 mil puntos de la atmósfera, permitirá elaborar un mapa que muestre cómo respira la Tierra.
El responsable de la misión en JAXA, Takashi Hamazaki, se muestra convencido de la importancia de Ibuki para comprender el calentamiento global. «Mostrar un vídeo dinámico de la respiración de la Tierra, tendría un gran impacto para la concienciación», señala este investigador. GOSAT iniciará la toma de datos científicos esta primavera, en cuanto se compruebe que todos sus sistemas funcionan bien y, a modo de guardián espacial, localizará áreas de alta emisión de CO2 así como tasas de absorción.
Aún más sensible al dióxido de carbono será OCO (Orbiting Carbon Observatory) y, aunque incapaz de detectar metano, la calibración cruzada de los datos registrados por ambos satélites será crucial para aumentar la precisión de sus mediciones. David Crisp, investigador principal del proyecto OCO, asegura que los científicos de las dos misiones trabajan juntos desde el año 2004 y «los dos satélites serán de ayuda para entender mejor cómo se comportan los gases de efecto invernadero, así como su impacto en el clima presente y futuro».
Fuentes: El mundo, La opinión de Tenerife, SpaceFlight Now, NASA SpaceFlight